Recordando las vacaciones en Titling

F 2.2, 1/500, ISO 800

Recordando las vacaciones

En julio estuvimos de vacaciones en Alemania. Me encanta viajar a ese país porque hablo alemán, estuve allí viviendo dos años y medio y fue una experiencia genial. Además, desde que Emma nació le he hablado en alemán, así que me gusta ir allí para que escuche a más gente hablar alemán y se dé cuenta de que no soy una rara por hablarle en un idioma que los de nuestro alrededor no suelen entender.

Como siempre que vamos de vacaciones, a Edu y a mí nos gusta buscar un sitio donde nuestras hijas se lo pasen bien, porque estando bien ellas, estamos bien nosotros. Esta vez nos fuimos a un hotel en Tittling, que estaba al lado de un lago precioso, rodeado de muchos árboles y prados muy verdes. Para mí es un lujo encontrarme en un sitio así ya que en Murcia tenemos muy poquito verde, y de verdad que lo echo de menos.

Cuando llego a un sitio donde todo me parece precioso, mi tentación es sacar la cámara y hacer foto a todo. Y de hecho, eso es lo que hacía antes. Antes de ser mamá. Antes de tener que priorizar. Ahora pienso antes de hacer una foto si de verdad merece la pena. Al irme del lugar me suelo quedar con la sensación de que he hecho pocas fotos, pero cuando llego a casa y las descargo todas, me doy cuenta de que tengo suficientes para recordar un nuevo viaje en familia. Así que me alegro mucho de que mi faceta de mamá me ayude a priorizar para conseguir lo que quiero con las fotos: recordar el momento.

El hotel donde estuvimos tenía piscina climatizada, un parque con arenero incluido en el exterior y una habitación enorme de juego: con columpio, hamaca, pizarra, láminas grandes para dibujar, juegos de mesa, coches, muñecos… Ideal para pasar todo un día de lluvia allí dentro, aunque afortunadamente el tiempo nos acompañó y pudimos explorar los alrededores.

Dimos una vuelta al lago disfrutando de tanta belleza y de estar pasando un tiempo precioso en familia los cuatro.

En esa vuelta al lago encontramos dos zonas de parque infantil con columpios, cuerdas para trepar y toboganes, una playa artificial con ducha y tendedero incluidos y un camino sensorial para ir descalzos, que me encantó porque nunca lo había visto, aunque sí sé que hay mucha gente que lo prepara para los niños. Así que yo quise probarlo. Un letrero describía así la experiencia:

El camino para ir descalzo en el bosque

Caminar descalzo durante todo el año, ya sea para hacer senderismo, marcha, correr, nadar o montar en bicicleta es un placer refrescante para los pies y para todos los sentidos.

Con cada paso se abre al caminante descalzo una variedad de vivencias que permanecen inaccesibles para el que siempre va calzado.

Hierba fresca y blanda, arena templada, cortezas de árboles que masajean, tierra húmeda, piñas, grava y la refrescante agua de manantial actúan sobre el bienestar de todo el cuerpo como si fueran un masaje de pies. El entorno virgen contribuye a estas sensaciones.

A la entrada al camino había un banco donde te podías sentar para descalzarte. Y a la derecha del banco, había una estantería de madera para poder dejar los zapatos. Bajabas unas escaleritas y cruzabas el riachuelo. Entonces caminabas un poco por el prado y llegabas a la zona sensorial preparada: piedras grandes, piedras pequeñas, trozos de madera, piñas y paja. Cuando terminabas, podías volver a meterte al riachuelo que, aunque fuera pleno julio e hiciera calor, ¡¡estaba helado!! Caminé por el riachuelo hasta que me tuve que salir por una de las escalerillas porque me dolían muchísimo los pies.

Las que me habéis seguido en el reto 31 días 31 consejos, sabéis que algo que resulta sencillo de hacer y queda muy bien es usar marcos naturales, y no tan naturales, para encuadrar las fotos. Veis ejemplos en las fotos del túnel y del arenero (abajo).

Otro recurso muy usado en fotografía es usar las líneas para guiar la mirada del espectador. Muy cerquita de nuestro hotel, había una bolera de las antiguas, con bolos, bolas, suelo, paredes y techo de madera. Hasta el canal de vuelta de las bolas estaba hecho de madera. Y en esa bolera, había muchísimas líneas, así que, cuidando que estuvieran rectas, las usé a mi favor para componer mis fotografías del lugar.

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Gracias por llegar hasta aquí y ¡hasta pronto!

Marta

4 Comments

  1. Lucía 15/09/2017 at 18:31

    Qué bonito texto el del camino para los pies. Me puedo imaginar que doliese con ciertos materiales pero suena muy apetecible. Un día al volver de una excursión me encontré una pequeña piscina para pies, y desde luego ¡pocas cosas hay mejores que agua fría tras una larga caminata!

  2. Edu Egea Marin 15/09/2017 at 21:39

    Bonitos momentos.

  3. Marta Ahijado 16/09/2017 at 07:43

    Sí, Edu, para repetir siempre 🙂

  4. Marta Ahijado 16/09/2017 at 07:45

    ¡Gracias, Lucía, por comentar!

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