¿Cuándo fue la última vez que guardaste tus fotos?
¿Cuándo fue la última vez que guardaste tus fotos?
Todavía recuerdo la tristeza y el llanto que me entró cuando perdí las primeras fotos de nuestro viaje de novios a Tailandia. Mi intención era descargarlas de la cámara al iPad sin borrarlas de la tarjeta de memoria para tenerlas en dos sitios distintos. Sin embargo, al intentar hacerlo me salió un mensaje que contesté sin querer y que hizo que se borraran TODAS las fotos tanto del iPad como de la tarjeta. Como siempre me gusta ver el lado positivo de las cosas, solo se perdieron las fotos de nuestro primer día, porque esto me pasó en la primera noche. Pero desde luego que fue un gran aprendizaje para mí.
Te voy a contar cómo lo hago yo por si te puede ayudar mi experiencia.
Las fotos de la cámara
Mi cámara réflex tiene dos ranuras para tarjetas SD. Y yo tengo dos tarjetas exactamente iguales metidas en función espejo, es decir, que lo que se graba en la tarjeta 1 se graba también en la tarjeta 2.
¿Por qué hago esto y no aprovecho a tener más espacio disponible para fotos? Muy sencillo: las tarjetas que tengo habitualmente puestas son de 32 gb, que me permiten guardar más de 800 fotos en formato RAW. Y adicionalmente, tengo otras dos tarjetas de 16 gb de repuesto. Hasta ahora, no he necesitado nunca tanto espacio en un solo día.
Al tener la función espejo, sé que se van a grabar dos copias simultáneas e instantáneas de cada foto que hago en dos soportes distintos. Es decir, que si una de las dos tarjetas se estropea por cualquier motivo, ¡tengo todavía la otra tarjeta con las fotos!
Ya sé que no es habitual tener esta opción en la cámara, así que te sigo contando qué hago.
En cuanto llego a casa y tengo el primer momento disponible, paso las fotos de la tarjeta al disco duro externo que tengo siempre conectado al ordenador. Y NO BORRO LAS FOTOS DE NINGUNA DE LAS TARJETAS.

Discos duros de seguridad
Tengo tres discos duros, uno en mi casa y dos fuera (uno de ellos en casa de mis padres). A menudo traigo a casa uno de los que tengo fuera y hago las copias de los archivos RAW, de todos los catálogos de Lightroom (para salvaguardar también todo el trabajo de edición) e incluso de los álbumes personales que hago.
Una vez que este segundo disco duro vuelve a estar fuera de mi casa, entonces borro las fotos de las tarjetas de la cámara.
El tercer disco duro, el de la casa de mis padres, es el que menos actualizo porque me suelo olvidar. Pero al menos sé que tengo muchas fotos ahí guardadas y no voy a perder todas las fotos de mi vida.

El móvil: fotos y vídeos
Reconozco que esta es mi debilidad. Han llegado a pasar hasta seis meses sin que copie los archivos del móvil al ordenador. También es cierto que las fotos que hago con el móvil son, para mí, menos “importantes” que las que hago con la cámara. Pero sí que hay algunas fotos de mi día a día con Emma y Ana que no quiero perder. Igual que los vídeos que les grabo de vez en cuando.
Aquí hago la misma rutina que con la tarjeta de la cámara, solo que en lugar de cada vez que llego a casa es, “cuando me acuerdo” paso las fotos del móvil al disco duro externo del ordenador. Luego al disco de fuera y, cuando me acuerdo otra vez o cuando mi móvil empieza a colapsar, entonces hago limpieza de lo que ya tengo grabado.
La nube
Quizás muchos tendréis todo guardado en la nube (lo del móvil, ¿y lo de la cámara también?), pero yo todavía no me he actualizado en ese tema y lo tengo todo muy bien organizado por años dentro de los discos duros. Sé que llegará el momento de tener una copia en la nube, pero aún así, seguro que seguiré conservando una o dos copias en discos duros externos.

¿Y cuándo fue la última vez que imprimiste alguna foto?
Estamos en una época en la que fotos no nos faltan, siempre tenemos alguna cámara cerca e inmortalizamos cualquier cosa que nos llama la atención, nos hace reír o nos enfada. Por supuesto que tiene su parte positiva, pero la negativa es que acumulamos de más. Y luego nos da una pereza tremenda ponernos a bucear entre tantas fotos.
Yo borro fotos por tandas, es decir, que de una tanda de 10 intento quedarme con las dos o tres mejores. A veces incluso termino por borrarlas todas porque si no terminan de gustarme, no me apetece ocupar espacio inútilmente.
Y, aunque voy más lenta de lo que los años van pasando, también estoy imprimiendo álbumes de mis fotos personales. A Emma y Ana les encanta verlos, verse de más pequeñas y volver a recordar cosas que les pasaron.
También estoy colgando muchas fotos en casa de nosotros y de paisajes. Incluso en la puerta de entrada, encima del timbre, he colocado alguna foto para hacer la espera más amena mientras vamos a abrir la puerta.
Y, sinceramente, rodearme de fotos en papel que puedo tocar y observar detenidamente, me emociona y alegra el alma.
¡Gracias por leerme y hasta pronto!
Marta
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