Un viaje distinto: El Viaje

Fotografía realizada para mi proyecto de febrero, puedes verlo aquí

Un viaje distinto: El Viaje

Hace unas semanas, tuve una charla con Mery que se publicó aquí, en Instagram Live. Cuando pienso en cómo empezó todo, reconozco que fue una locura, como ella bien dice: ¿cómo te fiaste de una tía a la que ni siquiera se le veía la cara en la web? Pues resulta que un día yo recibí un correo de Oye Deb, a quien yo seguía desde hacía tiempo, en el que hablaba de su amiga Mery, que iba a lanzar un proyecto de autoconocimiento y nos recomendaba escucharla. Y yo, por curiosidad, la escuché. Tenía una serie de audios en los que nos hablaba de apagar el ruido mental. Y eso resonaba conmigo, yo ya llevaba unos tres años (desde que nació Emma) empezando a darme cuenta de cuáles eran mis prioridades, había empezado a elegir qué amistades conservar y cuáles dejar ir, incluso me estaba replanteando un cambio laboral para poder disponer mejor de mi tiempo, había empezado a hacer limpieza de mi casa y me empezaba a sentir con más claridad mental. Así que bueno, parecía que lo que contaba tenía sentido para mí. 

También nos decía “no te dejes sola”. Ese fue su mantra, la frase por la que la empezó a conocer muchísima gente en redes, la frase que más tarde nos diríamos unas a otras aun todavía sin entender del todo de qué iba, la frase que ahora comprendo perfectamente y que sé lo difícil que es conseguirlo. 

Y luego nos decía si queríamos sentirnos “mujeres salvajemente libres y ligeras”. Y esta frase fue la que a mí me llegó dentro. Me vi como volando, brillando, siendo verdaderamente feliz, era una imagen de mí misma de adulta que yo visualizaba de pequeña y en mi adolescencia. Y desde luego que no era la que se correspondía con la imagen que yo tenía de mí misma allá en 2017. Y me dije: lo peor que puede pasar es que pierda el dinero, pero a mí esta mujer me llama y yo QUIERO SABER DE QUÉ VA ESTO

Y bueno, pues me inscribí a principios de noviembre de 2017 y el 1 de diciembre comenzó mi Viaje. En absoluto fue como yo me lo imaginaba, es decir, llegar a la imagen que yo visualicé de mí misma como una mujer salvajemente libre y ligera no es un trabajo fácil como parecía. Aunque hemos tenido muchísimos momentos de risas, nos hemos sentido identificadas las unas con las otras y hemos pasado horas y horas de charla maravillosa, también ha habido momentos duros, momentos tristes, ha habido veces que no me apetecía que llegara una nueva etapa del viaje porque yo sentía que necesitaba un poco de descanso emocional. Sin embargo, siempre he seguido adelante porque después de cada bajón ha venido luz. Y la luz cada vez era más intensa, yo me he ido sintiendo cada vez mejor de darme cuenta de todo lo que había avanzado en mi autoconocimiento. Porque al fin y al cabo, El Viaje no trata de otra cosa más que de conocernos y reconocernos. Y, ¿sabes qué? engancha. Fíjate si engancha que, después de los 7 meses que dura El Viaje, varias viajeras le pedimos a Mery que por favor abriese algún otro espacio para seguir trabajando con ella. Y lo hizo, hasta tres veces más. Así que, en total, he trabajado con ella casi 3 años. En julio de este año 2020, tuvimos el último encuentro grupal por Zoom en el que ella misma nos dijo que somos unas viajeras sabias, que todas las respuestas las tenemos en nuestro interior y nos soltó. 

En El Viaje lo que principalmente conseguimos son herramientas para conocernos. Mery nos hace muchas preguntas y nunca hay respuestas erróneas. Las respuestas son únicas e individuales, nadie sabe mejor que nosotras mismas lo que pasa por nuestra mente y nuestro corazón. Lo que pasa es que a veces nos boicoteamos o intentamos simplemente sobrevivir, y empezamos a desarrollar estrategias muy útiles para llegar a donde estamos ahora, pero ¡ay amiga! una vez que te das cuenta puede ser que sea algo que no quieres volver a utilizar. Y bueno, aprendizajes he tenido una barbaridad, y los seguiré teniendo, porque una vez que entras a El Viaje, lo haces para seguir toda la vida. 

Y para poner un poco de palabras y de sentido a todo lo que estoy hablando, te quiero contar algunas de las cosas que he aprendido en los últimos 3 años

Perdonar

En primer lugar perdonarme a mí misma. No ha sido fácil encontrarme con situaciones en las que, vistas desde una nueva perspectiva, la había cagado, dicho así coloquial. La primera de ellas fue darme cuenta de que me habría gustado haber vivido la despedida de Sara de otra forma (aquí tienes el artículo sobre mi pérdida gestacional). Lloré muchísimo, no te lo voy a ocultar. Y poco a poco, llegué a aceptar que, en su momento, yo no supe hacerlo de otra forma y me perdoné. 

También me es mucho más fácil ahora perdonar a toda la gente que, sin intención, me hirió en algún momento. Porque, de igual modo, sé que no supieron hacerlo de otra forma, o yo no supe hacerles ver lo que yo necesitaba.

Liberar emociones

Ya lo hablaba en el párrafo anterior, durante El Viaje a veces descubres algo de ti que no te gusta y es duro, hay que transitarlo. Y ya no vale de nada ignorar sentimientos, sabes que debes transitarlos, que es la única forma de liberar todo lo que llevamos enquistado en el cuerpo.

Vivir eligiendo el amor

Esto que suena tan bucólico es un aprendizaje tremendo. ¿De qué se trata? De elegir desde el amor cada decisión que tomes en tu vida. A veces eso implica decirle a alguien que no cuando la otra persona (sean hijos, pareja, madre, suegra, vecino o un desconocido) espera un sí. A veces debes decirte a ti misma que sí a pesar de que lo fácil sería decirte que no, porque a veces nos tratamos tan mal a nosotras mismas que no somos capaces de permitirnos ni 10 minutos para darnos una ducha tranquila. 

Dentro de mí hay una niña

¡Una niña que se enfada, que quiere cosas, que exige, que me tiene rencor o está herida! Y no me refiero a mis hijas, no, no, me refiero a mi yo de pequeña, la que llegó ingenua a este mundo y empezó a construirse su propia realidad en función de las experiencias que vivía y de cómo las interpretaba. Esa niña sigue viva en mí y me sigue pidiendo que deje de tomarme la vida tan en serio, que me ría, que juegue, que disfrute, que baile. Y también se sigue enfadando, pero es que hay momentos en los que de verdad no puedo ser niña, o a veces es simplemente que no me lo permito. Y ahí es cuando suelen venir más aprendizajes aún.

Dentro de mí también hay una madre y una tirana, pero bueno, si quieres saber más de esto, lo mejor es que te lo cuente Mery 😉

Escucharme y respetarme

Y hablarme bonito, dejar de autoexigirme tantísimo, dejar de buscar la perfección que no existe. Permitirme descansar cuando lo necesito, o leer, o dejar algo a medias, poner límites a los demás… En fin, respetarme en el más amplio sentido de la palabra, porque soy la única persona con la que voy a estar toda mi vida. Y si yo no me pongo primero, nadie lo va a hacer por mí.

Darme tiempo

Roma no se construyó en dos días, ¿no? Pues lo mismo pasa conmigo, pretender asimilar todo lo que nos contaba Mery en El Viaje en solo 7 meses era una verdadera utopía para mí. A veces conectaba mucho con una etapa y, otras veces, necesitaba poner un poco más de distancia. Y todo son ciclos en esta vida, por lo que había días o semanas en los que apenas trabajaba. Sin embargo, dejándome el tiempo que yo necesito, estoy consiguiendo integrar todo poco a poco. Es decir, es una forma más de respetarme, porque no es que no esté trabajando interiormente, lo que pasa es que no estoy trabajando lo que “toca” en esa etapa. Y entender esto fue otro de los aprendizajes, que ya no estoy en el instituto y voy a pasar un examen, la única con la que tengo que "rendir cuentas" es conmigo misma. 

Sentir la energía

Yo, que viví en un ambiente de ciencias, que he sido muy mental, muy de necesitar entender todo, he descubierto la energía. La he empezado a sentir, de forma sutil al principio, como un cierto rechazo aparentemente sin motivo que me provocaban algunas personas o situaciones, pero luego he podido ir afinando más. También la puedo sentir de forma positiva, solo que esta nos cuesta siempre menos porque lo positivo y alegre siempre nos es más fácil de gestionar 😉

He perdido miedos

Si me llegan a decir a mí hace tres años que yo iba a escribir un artículo en abierto sobre esto, habría dicho que ni de broma. Cada vez tengo menos miedo a mostrarme yo misma. Parece que si hablo de determinados temas o, incluso, muestro determinadas fotografías que hago, habrá mucha gente que no me comprenda y a quien no le guste. Pero es que esto va a pasar me muestre yo como soy o no, así que si no mostrarme me hace ser más infeliz, ¿por qué no mostrarme? Igual resulta que, precisamente por mostrarme como yo soy, en todas mis facetas, gusto más que si oculto, ¿no? 

Pues eso, a seguir mostrándome. Que este párrafo yo creo que lo he escrito más para mí que para ti. Que a pesar de todo lo que llevo aprendido, ¡aún me queda mucho Viaje por hacer! ¡Y me encanta!

El reto gratuito Yo Vibro

Con todo esto que te cuento no te quiero decir que me haya vuelto una persona super equilibrada y maravillosa, que siempre sabe lo que hay que hacer, etc, vamos, ¡¡ni muchísimo menos!! Lo que sí es cierto es que me descubro a mí misma boicoteándome o intentando controlar a los demás, usando mis estrategias cutres, como decimos en El Viaje, y ahora soy capaz de analizar qué me ha pasado, por qué y disculparme o intentar cambiar mi forma de actuar la siguiente vez. 

Si todo esto que te cuento te llama la atención, quizás quieras apuntarte al reto gratuito de Mery, que empieza el 14 de octubre de 2020 y que es la antesala de su nueva edición de El Viaje. Y quiero dejar claro que este artículo lo he escrito porque quiero y porque me gusta compartir aquello que me sirve a mí por si te sirve a ti también (aunque solo sea para darte cuenta de que piensas justo lo contrario que yo). Y porque la entrevista con Mery, aquella de la que te hablaba al principio y que te vuelvo a enlazar aquí, se me quedó muy cortita y tuve la sensación de no haber sido capaz de plasmar en tan poquito tiempo todo lo que me había aportado El Viaje. En serio, si algo de lo que te cuento ha resonado mínimamente contigo, apúntate al reto gratuito, no pierdes nada y puedes ganar muchísimo. 

Y quizás próximamente podamos hablar de Viajera a Viajera 😉 ¡Un fuerte abrazo!

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marta-ahijado

2 Comments

  1. Lucia 10/10/2020 at 21:28

    “porque a veces nos tratamos tan mal a nosotras mismas que no somos capaces de permitirnos ni 10 minutos para darnos una ducha tranquila” – > o ni permitirnos esa misma ducha pero sin culpa :O

    Qué buen artículo, y qué buen resumen de tres años de proceso de repaso de toda una vida, ¡gracias por compartir!

    Ese reto de Muy Mery tiene tanta información que ¡yo tampoco puedo dejar de recomendarlo!

  2. Marta Ahijado 11/10/2020 at 07:54

    Lucía, bueno, lo de la culpa es otra historia que también nos trabajamos muchísimo en El Viaje!

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