Yo renuncié – MATERNIDAD

Yo renuncié

Foto que representa, para mí, el dar sin esperar recibir nada a cambio, el quedarme desnuda de alma para poder dar lo mejor de mí, el tender la mano y estar presente

Renuncié a mucho de lo que dije que haría

Renuncié a esperar que dormiría del tirón

Renuncié a duchas largas

Y a algunas duchas cortas también, con tal de no escuchar a mi hija llorar

Renuncié a comer en silencio, y hasta a comer sin interrupciones y sin levantarme de la mesa

Renuncié a las sobremesas nocturnas familiares 

Renuncié a viajar más de 1 h seguida en coche

Renuncié a salir con amigas por las noches

Renuncié incluso a amigas, porque nuestras etapas de vida eran entonces totalmente distintas

Renuncié a ver deportes sentada en el sofá con mi marido

Renuncié hasta a sentarme en el sofá, el suelo entonces era un lugar más apropiado

Renuncié a ver la tele

Renuncié a mi trabajo fijo, cómodo y bien remunerado

Renuncié a dedicarle a mi proyecto todas las horas que necesitaba

Renuncié a volver a mi vida social de antes

Renuncié a hacer deporte

Renuncié a hablar con gente que no compartía mi modo de crianza

Renuncié a vestirme con mi ropa de antes para ponerme ropa de lactancia

Renuncié a leer novelas

Renuncié a coger la cámara réflex

Renuncié a planes molones

Renuncié a la espontaneidad

Renuncié a ir a restaurantes

Renuncié a las coca-colas, al alcohol y al chocolate

 

Renuncié por AMOR, renuncié porque sabía que sería un tiempo limitado, renuncié porque mi prioridad era(n) mi(s) hija(s), renuncié PORQUE MIS TRIPAS ME LO PEDÍAN, más que cualquier otra cosa. 

Me sentí muy dichosa, muy afortunada y muy feliz. También me sentí CULPABLE por sentirme tan conectada con mi hija, por desear estar por y para ella, por no ducharme con la asiduidad que “debiera”, por no dedicarle más horas a mi proyecto, por seguir a mi instinto, por destetar a una hija, por no tener tiempo para dos, por no sacar tiempo para mí, por tener listas de cosas pendientes por hacer. 

Solo cuando me escucho de verdad es cuando siento paz por las decisiones tomadas. Y es desde la paz y la conexión conmigo misma donde encuentro hacia donde seguir. Solo yo lo sé, nadie puede decidir por mí cuándo las renuncias ya no son liberadoras y empiezan a pesar. Es entonces cuando necesito sacar una parte dormida de mi yo mujer para dejar dormir (incluso morir) una parte de mi yo mamá. 

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Marta Ahijado saltando en un campo verde con fondo de árboles

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